jueves, 24 de febrero de 2011

REVOLUCIONES Y "MODELOS DE ENRIQUECIMIENTOS ILÍCITOS"


REVOLUCIONES Y "MODELOS DE ENRIQUECIMIENTOS ILÍCITOS"
 
Documento Analítico
 
Los levantamientos sociales que se están produciendo actualmente en algunas regiones del mundo, con el resultado lamentable y trágico de muchas víctimas, heridos,  desaparecidos y daños materiales, paralelamente provocan una obligada refiscalización y control de las fortunas acumuladas por una cleptocracia que se sirve del expolio perpetrado a las arcas de algunos Estados, con carencia absoluta de control gubernamental de las inversiones, el gasto público, la administración y los negocios.

Si bien se trata de una historiación perpetua congénita con la humanidad misma, pues son hechos comunes a las administraciones públicas en todo el mundo, con mayor o menor intensidad, control o desparpajo, el desparramo contemporáneo de similitudes de abultadas cuentas secretas en Dubái, Sudeste Asiático, varios países del Golfo, Centroamérica y Sudamérica, entre otros, que ascienden a miles de millones de dólares, que están saliendo a luz, y que fueron y son originadas por las cabezas y regímenes corruptos que administran esos Estados, permitiendo la ironía que mientras más pobres resultan esos fiscos, mayores son las apropiaciones de sumas destinadas a los ingresos estatales y el gasto público, en provecho de pocos.

La vocación humana de apropiarse indebidamente de lo ajeno, definida como cleptomanía, dio origen al vocablo “cleptocracia”, es decir grupos de personas practicantes de tales hechos ilegales que afectan a sectores muy amplios de las comunidades involucradas. El fenómeno de las apropiaciones de dinero, robos, negocios indebidos, lavado de dinero, inversiones encubiertas, etc., obviamente se desplaza en el planeta, pero con mayor  y desusada intensidad  en Gobiernos y Estados que conducen comunidades con rangos inferiores de educación y cultura, no obstante ventilarse también de tanto en tanto escándalos de esta naturaleza en países más evolucionados y de mucha riqueza fiscal. La diferencia estriba en que las administraciones de esos países en el primer caso, no desean monitorear las acciones fiscales, a diferencia del segundo caso, donde a pesar de existir controles eficientes, siempre se producen fugas  monetarias avaladas por figuras de sofisticada juridicidad.

En el caso de las revueltas socioeconómicas que afrontan algunos regímenes árabes en estos días, fuera de la tragedia humana en si, esos pueblos quedarán sometidos además a un indiscutible proceso de saneamiento y restauración para el ejercicio y aplicación de la ley pública, tanto en la administración y conducción de los gobiernos, como en el comportamiento social general. Ello, demandará tanto a los gobernantes que se hicieren cargo como a los gobernados, una tarea cruda, dificultosa y de muy largo tiempo de ejecución, puesto que primordialmente deberán abocarse a reeducarse y paralelamente los administradores responsables del tesoro público, de manera de reencauzar esos Estados y comunidades en las sendas prevalecientes de la rectitud, honestidad y transparencia imprescindibles para el manejo correcto de los asuntos públicos. La educación es un factor que en el ser humano y en los pueblos demanda como es conocido, por la misma naturaleza en cuestión, mucho tiempo para producir resultados en las terapias aplicadas, que no se producen como el suceso revolucionario en si, de un día para el otro. De allí las dificultades emanantes para la transformación que demandarán estas sociedades convulsionadas y necesitadas de mejores niveles de vida.

La honestidad, en la que tanto insiste la Biblia en nuestro caso, o el Corán en el mundo islámico, es ciertamente una virtud en el ser humano, que trata de neutralizar y destruir su opuesto inmoral, la vocación de apropiarse de lo ajeno, es decir la praxis deshonesta en los actos. De allí la insistencia en que el nivel de educación de los pueblos constituye innegablemente el antídoto imprescindible capaz de desalentar el robo y demás desnaturalizaciones, propias de los poderes materiales  que tientan al hombre. Aún así, la conciencia individual y  popular, existentes naturalmente, debieran ser capaces en conjunto de sofrenar  mejor los excesos inaceptables en que incurren algunos dirigentes de dedicarse fácilmente al enriquecimiento ilícito y a la apropiación indebida de bienes, utilizando los mecanismos que el mismo Estado alberga para impedirlos.


Fuentes: El País
               Prensa Internacional

Dr. ROBERTO A. IBARGUREN - Inv. Asoc.
Grad. AGUSTINA JUÁREZ
Salta, Jueves 24  de Febrero 2011
www.ucasal.net/iaei      
 iaei-iaeiraiz.blogspot.com



“Nuestra Misión es contribuir educando e investigando de por vida, acorde la demanda de nuestra Comunidad”

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