martes, 14 de diciembre de 2010

OBNUBILACIÓN EN LA REPÚBLICA


 OBNUBILACIÓN EN LA REPÚBLICA


NECESIDAD DE UN NUEVO PROYECTO SOCIAL

Documento Analítico

En la República, inveteradamente en mayor o menor intensidad, es práctica común y corriente que muchos de los funcionarios sean del Estado nacional, provincial o municipal, y asimismo de Universidades y otros Organismos, estilen incumplir total o parcialmente sus obligaciones cotidianas, a pesar de que las mismas se encuentren perfectamente normadas. A su vez, el monitoreo jerárquico de los distintos niveles también se ejerce usualmente con la misma imperfección y dejadez, dando lugar a amplios espacios libres en el ejercicio de dichas obligatoriedades rentadas, es decir las faltas y omisiones son duplicadas y consecuentemente la proyección y perjuicio que las mismas ocasionan a la jerarquía y eficiencia de esos organismos y a los derechos de la comunidad, adquieren significancia de gran envergadura, gravedad, y por cierto con muy preocupantes efectos.

En dicho contexto de servicio, se entremezclan al mismo tiempo las connotancias políticas que los momentos de la vida civil en la comunidad sostienen y aportan, lo cual incrementa la complejidad de la figura de la crisis social actual en nuestro país. Es lo que transparenta con perfección absoluta lo que se está viviendo en el área metropolitana de Buenos Aires y algunos otros distritos, con los intentos de imitación que ya se van difundiendo rápidamente, como era de prever. El mal y el perjuicio que dichas actitudes abúlicas prevalentes  en muchos niveles de la administración pública y aún empresarial privada se ejercen, es rémora que siempre caracterizó al estilo y manejo de la conducción de los organismos públicos. Se trata en definitiva de una suerte de endemia cívica, que aporta lo suficiente para que su sumatoria desprestigie notoria y progresivamente al conjunto de la Nación Argentina.

La comunidad asiste estupefacta a las diletantes discusiones mediáticas a que son tan afectos muchos funcionarios de uno u otro sector, densificadas en extremo con argumentaciones que resultan falaces en vistas de la obligatoriedad a que están sometidos en sus cargos para aportar soluciones posibles en favor de las demandas sociales que la población  requiere.

Ya precisamente en la media, algún criterioso calificó esta suma de  actitudes como producto del subdesarrollo institucional y político argentino, la cual se ajusta en un todo a la realidad vigente actualmente en las instituciones en general.

Mientras tanto, el resto de la población tampoco reacciona a través de sus propias organizaciones sean empresariales, económicas, sociales, etc., tratando de aportar a los gobiernos involucrados una luz mejor y asequible, capaz de controlar el desbalance socioeconómico existente y los impactos de sufrimiento que se producen en los estratos más necesitados. Nuestra Argentina necesitará de un Roosevelt ideando un “Nuevo Acuerdo Social” (“New Deal”), para afrontar y paliar conjuntamente con los sectores empresariales y laborales, las demandas y conflictos insatisfechos que generan los más pobres y los sectores intermedios necesitados?.

El Estado se ha desentendido hace mucho tiempo virtualmente, de la gigantesca necesidad habitacional de muchos de sus ciudadanos, mientras inconscientemente generaba nuevos asentamientos humanos provenientes de los países limítrofes, concentrados en las áreas de mayor densidad poblacional urbana, sin planificación previa de sus ingresos, capacidades y  correspondientes necesidades de trabajo y vivienda. Ello agrava aún más el déficit social existente y la complejidad adicional aparejada por el súbito crecimiento poblacional descontrolado y desorganizado. Por dicho desgobierno, los costos sociales ya los está pagando toda la República y las consecuencias tendrán vigencia durante mucho tiempo, de no corregirse los vectores implicados, y de no entender mejor los funcionarios sus obligaciones civiles más elementales.

La República parece marchar sin rumbo en un quo vadis incierto, en medio de discusiones estériles, y sobre todo, trasuntando un ambiente de res nullius, desbocado pero artificialmente provocado. La jurisdicción nacional es responsable de estos efectos y errores, pero no únicamente en su faz ejecutiva sino substancialmente también en la legislativa y judicial, que son las que integran los  poderes organizados del sistema representativo, republicano y federal, sostenido por nuestra sabia Constitución Nacional.

Si los argentinos no comprendemos y no somos capaces de aplicar nuestra Carta Magna, vamos en camino de tercerizar la conducción de la República?. El profundo sufrimiento de la población necesitada y la anomia impactante en el resto de la estructura social, es una carga que puede resultar excesiva y explosiva para la organización nacional, la paz y el futuro de nuestro país con consecuencias trágicas.

El nivel de inteligencia, capacidad intelectual, cultural y de pensamiento disponibles en muchos sectores sociales de distintas concepciones, sobrepasa ciertamente la necesidad requerida para encarar la búsqueda del equilibrio insustituible que la nación demanda. Si las células políticas existentes no pueden aportar dichas acciones equilibrantes, entonces el resto de las organizaciones sociales deberían reaccionar y poner manos a la obra, reconstituyendo el equilibrio civil seriamente afectado. Remedando al insigne pensador español: “argentinos a las cosas…”, proponiendo en consecuencia un nuevo proyecto nacional. 


 Fuentes: Prensa Pública, Actualidad Nacional. 


Dr. ROBERTO A. IBARGUREN - Inv. Asoc.
Grad. AGUSTINA JUÁREZ
Salta, Martes 14 de Diciembre, 2010
www.ucasal.net/iaei      
iaei-iaeiraiz.blogspot.com


“Nuestra Misión es contribuir educando e investigando de por vida, acorde la demanda de nuestra Comunidad”


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